Llegará el momento en que todos seremos mayores y estaremos en una etapa de la vida que no podremos hacer las mismas cosas que hacíamos en otras etapas donde éramos más jóvenes.
Nuestro estado siempre dependerá de nuestra genética y de los hábitos saludables que hayamos llevado durante nuestra vida, además de otros factores. Dentro de mi profesión me encuentro con personas mayores con una salud y energía a veces sorprendente, que son para mi ejemplo de superación.
No debemos olvidar la importancia de los cuidados personales, sanitarios y sociales que requieren las personas mayores. Pero no solo los cuidados físicos son importantes. Cuando entramos en su vida establecemos una conexión emocional que será fundamental desde el primer momento, porque gracias a ella sentirán que tienen a su lado a una persona en la que confiar y una persona con la que compartir sus emociones y sentimientos. Se crea un vínculo único y personal.
En mi trabajo diario me encuentro con personas mayores con una gran fortaleza que libran batallas duras para afrontar y entender la enfermedad junto con las dolencias propias de la vejez y otros factores sociales como afrontar perdidas familiares o ejercer de cuidador familiar principal en los cuidados. Son personas con una gran resiliencia.
Hay que resaltar que una buena inteligencia emocional lleva a una mejor calidad de vida porque un buen manejo del mundo emocional trae consigo una reducción del estrés y refuerza el afrontamiento ante las adversidades.
Hablamos de bienestar emocional como la capacidad de adaptación a los cambios, la flexibilidad para aprender cosas nuevas, tener reforzada nuestra autoestima y sentido del humor.
Para poder lograr este bienestar emocional es importante llevar un estilo de vida activo y saludable, practicar actividad física dentro de las limitaciones, realizar actividades que les haga sentir dentro de la sociedad, ya sea a través de relaciones personales como participando en talleres u otras actividades que les hagan sentir útiles.
Nuestro logro como profesionales seria potenciar esa sabiduría que han adquirido a lo largo de la vida y dirigirla hacia nuevos objetivos y metas. Para que sigan creciendo como personas, reforzando su inteligencia emocional.
Hay estudios recientes que reflejan que la inteligencia emocional en las personas mayores es relativamente alta. Por el paso de los años saben apreciar el presente y regular las emociones positivamente debido a la experiencia en la vida. Es un aprendizaje adaptativo. (Existen diferentes teorías como la teoría de la “selectividad socioemocional” o la teoría de la “integración dinámica”).
En psicología también conocemos el “efecto positividad”, que las personas mayores suelen aplicar de la experiencia de lo vivido quedándose con lo mejor.
Cada vez más va desapareciendo la visión negativa de las personas mayores y del proceso de envejecimiento. Afrontar la vejez como una etapa de la vida enriquecedora está en nuestras manos. No olvidemos que todos seremos mayores.
Es muy reconfortante mi profesión, te hace crecer como persona y al mismo tiempo aprender de su sabiduría.
Cuidar de nuestros mayores es y debe ser nuestra máxima obligación y el reflejo de una sociedad justa, donde devolvemos el cariño y los cuidados que ellos nos dieron cuando más lo necesitamos.
Isabel Tarifa (Trabajadora Social de Atencis)