La estación invernal y el frío están íntimamente relacionados, al igual que sucede con la epidemia de gripe, enfermedad que todos podemos padecer en esta época del año, pero debemos poner especial atención en la prevención de esta enfermedad en los adultos mayores, ya que las complicaciones que puedan surgir de este proceso viral pueden comprometer en gran medida su salud.
Los adultos mayores presentan mayores dificultades en desarrollar una respuesta antiviral adecuada, por lo que su sistema inmune actúa de manera menos intensa frente al virus. Además, esta situación se agrava en los que padezcan de problemas cardiovasculares y respiratorios crónicos, enfermedades neurodegenerativas y otras enfermedades que puedan afectar al sistema inmunológico, como es el cáncer.
Como decimos, la gripe es una enfermedad respiratoria provocada por un virus, que entre sus principales características se encuentra la facilidad de contagio y de transmisión entre las personas, por este motivo debemos dirigir nuestros esfuerzos a la prevención de este contagio.
La transmisión de la enfermedad se produce principalmente por vía aérea, aunque también se puede producir por contacto, al tocarnos la boca y la nariz después de haber estado tratando con alguien que padezca la enfermedad. El contagio se puede producir desde un día antes del comienzo de los síntomas, hasta pasados 3 ó 7 días desde su inicio, y los síntomas comienzan a aparecer tras 1 ó 4 días desde que el virus ha entrado en el organismo.
Cómo prevenir la gripe en los adultos mayores
- Vacunación: si aparece la enfermedad en personas vacunadas, la gravedad del proceso viral, tanto en intensidad como en duración, es muchísimo menor que en las personas no vacunadas.
- Evitar el contacto con personas ya enfermas de gripe.
- Mantener una higiene adecuada: para reducir probabilidades de contagio debemos lavarnos las manos con más frecuencia y taparnos la boca y la nariz al toser y estornudar.
- Cuidar la alimentación: seguir una alimentación adecuada en esta temporada es fundamental para no sentirse debilitado y fortalecer las defensas. Se recomienda ingerir más vitaminas C y D, tomar más alimentos con zinc (frutas, verduras y pescado) y con hierro (carnes y legumbres).
- Ventilar la casa todos los días durante unos minutos.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura.
En caso de que aparezcan síntomas de la enfermedad como fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, agotamiento, dolor generalizado, malestar en el pecho y/o tos, lo más adecuado es no automedicarse e ir al médico cuanto antes.
Guillermo Garzo Fernández
Neuropsicólogo de Atencis.